Cada día somos más conscientes de que el organismo de la mujer es muy diferente al masculino, especialmente por los grandes cambios hormonales que tienen durante toda su vida y sobre los cuales aún hay poca información.
Para escribir esto, busqué información científica contrastada y repasé lo escrito anteriormente. Pude comprobar que no hay grandes estudios al respecto o que se refieren a patologías muy concretas, que no ofrecen una visión general.
Prácticamente todas las páginas destinadas a la venta de CBD y revistas del sector tienen un texto con el título “El cannabis y la mujer”. No encontré en ellos algo de lo que hacerme eco, pero sí una excusa para realizar este artículo.
Llevaba un tiempo con ganas de escribir sobre este tema por varias razones y la verdad es que me hubiera gustado encontrar bibliografía, ya que no me gusta apoyarme simplemente en mi opinión, experiencia y punto de vista en mis artículos.
Como hemos explicado anteriormente, algunos de los valores terapéuticos más interesantes del CBD (cannabidiol) son su poder antiinflamatorio, así como su poder calmante. También cabe destacar su capacidad regulatoria en el sistema endocanabinoide que regula diferentes sistemas corporales, el digestivo, el nervioso, etc.
Dentro de las lesiones o patologías con mayor incidencia en las mujeres, algunas tienen origen en su sistema reproductivo y otras en el desarrollo concreto que tiene este en el resto de su organismo. Bien sea por distintos desarrollos físicos, químicos o emocionales, algunas patologías tienen una mayor repercusión o son exclusivas en la actualidad en las mujeres, como la cistitis, osteoporosis, fibromialgia, artritis, esclerosis múltiple, tiroides, etc.
Dentro de la capacidad del cannabis como tratamiento de patologías concretas, valoro las propiedades mencionadas anteriormente que tendrán un fuerte papel en el tratamiento de casi cualquiera de estas patologías, tratando la inflamación que es el origen de gran parte de las dolencias y desarrollo de enfermedades, patologías y lesiones, a la vez que añadiendo propiedades calmantes y relajantes.
También sería observable que los distintos tipos de patologías, víricas, bacterianas o fisiológicas, requieren tratamientos concretos, pero prácticamente todas comparten inflamación y dolor.
Más allá de la evidencia de que el tratamiento antiinflamatorio y calmante tendrá beneficios concretos en el tratamiento específico, así como en el desarrollo de las distintas patologías, en VERASEED ofrecemos aceite de CBD al 5% y al 12%, y bálsamo de 750 mg que nos brindan estas propiedades en artículos de alta calidad.
Además del CBD (cannabidiol) que proviene del cannabis, esta planta maestra ancestral nos ofrece su aceite esencial, con el que podemos abordar el tratamiento concreto de distintas patologías o estados, tratándolo de forma genérica a través de las SINERGIAS AROMATERAPÉUTICAS VERASEED, o si es necesario, buscando la concentración concreta de terpenos específica que tendrá un valor terapéutico para un problema concreto a través de la gama de VERASEED TERPENICS.
A raíz de todo esto, me parece relevante compartir una visión general obtenida con el tiempo y mi experiencia propia sobre el desarrollo de las patologías, que puede ayudar a comprender o a situar algunas cosas. Para ello, intentaré compartir ciertos conceptos sobre la salud y el desarrollo de las patologías a nivel general, aún a riesgo de cometer algún error técnico.
En mi experiencia como osteópata y terapeuta, encuentro patologías traumáticas, lesiones que son debidas a acontecimientos puntuales del presente, como accidentes, efectos secundarios de tratamientos o operaciones o traumas actuales, en definitiva.
Estas patologías pueden tener un amplio espectro y arraigo en el cuerpo, pero todas ellas comparten que son relativamente sencillas de leer, ya que su origen es relativamente actual. La línea de transformaciones corporales que la persona ha necesitado establecer para integrar las lesiones en su día a día y seguir manteniendo una vida funcional es relativamente reciente.
Estas patologías o lesiones, al menos en mi caso, son las menores a las que me enfrento como terapeuta. Suelen compartir que no existe una memoria arraigada corporal que haga sentir a la persona que la lesión forma parte de ella. El origen está presente para la persona.
Luego tendríamos lesiones o traumas que son arrastrados en el tiempo. Este tipo de lesiones trae consigo una serie de transformaciones fisiológicas y funcionales que podríamos llamar lesiones secundarias, terciarias, etc., ya que se van extendiendo en cadena y no son más que todos los cambios que han sido necesarios y posibles para ese cuerpo para establecer una normalidad funcional e integrar algo que no podía cambiar (sanar) dentro de un complejo organismo.
Esto da lugar a múltiples situaciones que son puerta de entrada o inicio de muchas dolencias o patologías. El origen de este tipo de lesiones es lejano en el tiempo, en muchos casos irreconocible. Una caída en la infancia, una mala postura en el parto, una reacción adversa a un estímulo concreto en un momento indeterminado del pasado que ha ido transformando la adaptación al medio de diferentes aspectos del cuerpo humano.
Dentro del cuerpo encontramos distintos planos relacionados que son indisolubles e interdependientes, y a pesar de eso los estudiamos como diferentes: motor o músculo óseo, visceral o lo concerniente a órganos concretos (pulmones, estómago, hígado, genitales…), emocional, mental o cualesquiera que aporte las distintas visiones posibles.
Por eso, indiferentemente de a lo que nos enfrentemos, es importante entender la naturaleza humana como un todo y la patología, independientemente de su naturaleza, como un ingrediente no deseado que no es más que la adaptación de un organismo con determinadas características a un medio concreto.
Este ingrediente no deseado, normalmente dependiendo del tiempo y la fuerza o cantidad de su presencia, establecerá esas lesiones secundarias, terciarias de las que hablábamos y en todo este conjunto se expresa la enfermedad o dolencia, ya sea fisiológica, viral, bacteriana o de cualquier otra naturaleza, que puede encontrarse en cualquiera de estas escalas de lesión”.
Para tener una visión de esto pongamos un ejemplo:
Una caída de culo en la infancia mientras una niña está jugando, desarmoniza la cadera y la articulación sacrocoxígea. Esto produce una serie de desarrollos musculofasciales asimétricos que pueden afectar la posición y movilidad de los genitales y los ovarios, lo que puede causar dolor durante la menstruación y otros problemas de salud.
Como resultado, en la pubertad esta niña presentará un desarrollo doloroso de la menstruación, posiblemente en ciclos alternos, y de ahí se establecerá un desarrollo muscular como reacción al dolor que modificará las cadenas musculares posteriores de la espalda, creando tensiones que se derivan en migrañas y tendencia a contracturas cervicales, así como el desarrollo muscular de abdomen y diafragma que tendrán implicaciones en su aparato digestivo.
Esto tiene incidencia en el desarrollo de la personalidad, las emociones y pensamientos de ese cuerpo generan una relación concreta con las distintas partes implicadas y sus respectivos campos:
-Aparato reproductivo y sexualidad.
-Desarrollo plexo solar y diafragma clavicular con el que habrá implicaciones en el sistema respiratorio .
-Abdomen y diafragma con aparato digestivo y reproductivo.
-Cervicales, desarrollo craneal y sus suturas, que podrá ofrecer múltiples derivas que comprenden desde la propia postura de las cervicales, la formación craneal y el desarrollo de todo lo que comprenden y además esto establece una propensión a distintas patologías.
Bien, todo este cuadro puede dar lugar a distintas patologías y ya supongo que en esto habrá personas que no estén de acuerdo…
Por ejemplo, las migrañas, el dolor menstrual, la escoliosis, el asma y el estrés crónico, así como cualquier patología del aparato reproductor, pueden iniciarse en este cuadro. Las clamidias, el papiloma y otras formaciones anatómicas pueden tener relación con las capacidades o condiciones reproductivas y sexuales, y distintas propensiones a lesiones musculares.
A su vez, esto seguirá ramificándose en otras cadenas de lesión por el cuerpo, distintos tipos de anomalías digestivas, intolerancias o patologías.
Aquí dejo a un lado el desarrollo de todas estas lesiones en un plano más emocional y actitudinal, que nos llevarían a analizar otro tipo de patologías para las que sería necesario otro espacio más amplio. Sea como sea, cada una de las derivas que ese cuerpo ha asumido necesitará ser tratada tanto a nivel individual y sintomático como en conjunto, relacionándolas unas con otras. Algunas serán molestias, otras dolores y otras enfermedades o patologías.
Esto es solo un ejemplo de cómo se puede desarrollar un cuerpo, y por supuesto, las distintas realidades personales dan lugar a infinitos orígenes y resultados en cada caso.
Por eso, a la hora de enfrentarnos a estas patologías de un modo integral, del mayor número de capas afectadas, es de gran valor el papel de una persona o grupo de personas que aborden el estudio de todas esas capas o aspectos. Del mismo modo, se hace imprescindible el tratamiento de cierta sintomatología, dolor, inflamación y origen específico de cada problema.
Es ahí donde los derivados del cannabis son unos aliados fiables que no solo reducirán los síntomas indeseados, sino que además ofrecen el tratamiento específico de muchas patologías concretas.
Encontrarás en los productos derivados del cannabis un aliado y una férrea herramienta para los tratamientos específicos compatibles con la mayoría de tratamientos, que reducirán la ingesta de fármacos y aportarán bienestar en tu día a día.
Asimismo, si eres terapeuta, podrás tratar a tus pacientes con productos 100% naturales, veganos, que provienen de una planta maestra ancestral que ha sido cultivada de forma ecológica, sostenible y artesanalmente, sin pesticidas, en la maravillosa zona rural de La Vera, en Cáceres (España).
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